domingo, 5 de junio de 2016

CRÓNICA FINAL TEMPORADA 2015-2106

"MIRA MAMÁ, SIN MANOS"



Decía aquel chiste que contábamos cuando éramos pequeños que había un niño con una bicicleta nueva intentando llamar la atención de su madre. "Mira mamá, he soltado una pierna. Mirá mamá, sin la otra pierna. Mira mamá, sin manos. Y la hostia fue descomunal". Pues al igual que aquel niño, el Real Valladolid ha vagado esta temporada por la Segunda División sin piernas, sin manos, incluso sin cabeza. 

Ya empezó la pretemporada tentando a la suerte y retirando una pierna del pedal. Un exceso de confianza hacía que tanto Garitano como el grueso de la plantilla llegaran demasiado tarde. No es comprensible que el vasco, con una buena trayectoria en los últimos años, se quemara tan rápido pero la lógica se imponía tras una pretemporada tirada por la basura. Además la planificación de la plantilla se basaba en un puñado de cedidos que eran una incógnita (Hermoso, Tiba, Rodri, Juanpe,...) y una serie de veteranos cuyo rendimiento dependía de las lesiones (Rubio, Óscar, Manu del Moral, Alfaro,...). Así, el comienzo fue malo en cuanto a juego y resultados, y Garitano acabó pagando el pato.

En un alarde de coherencia a la hora de elegir entrenadores (tónica de los últimos años), se eligió a Portugal, un hombre tranquilo que dotó a la plantilla de cierta confianza y consiguió enderezar la bicicleta. Más aún con la llegada de los fichajes de invierno, para los que se había guardado dinero. Todo esto, unido a la mediocridad de la categoría, hacía pensar al aficionado que tarde o temprano nos encaramaríamos a los puestos altos. Nada más lejos de la realidad. El exceso de confianza pensando que los partidos se ganan con el nombre, hizo que los rivales nos torearan una y otra vez. El Pucela ya había soltado la otra pierna.

La fulgurante salida de Portugal, orgulloso de haber dejado al equipo fuera de descenso, nos hizo pensar a algunos en un cambio de tendencia. Una vez más nos equivocamos. La llegada de Alberto (aún nos venderán que nos ha hecho un favor), no hizo otra cosa que cavar más honda la tumba del Real Valladolid. Dicen en Juego de Tronos que "lo que está muerto no puede morir", Alberto ha demostrado lo contrario, cogiendo un equipo muerto y llevándolo a la cota máxima del ridículo en los últimos partidos de liga. 

Buscar culpables ya es más complicado porque no sabemos los tejemanejes que se mueven dentro. Evidentemente, la máxima responsabilidad ha de ser para Carlos Suárez que, de una vez por todas, debe aprender que esta política basada en "a ver si algún año acierto con el Mendilibar de turno", es jugar con fuego, y un día se va a quemar. Pero también he de decir que la actitud de los jugadores en el último partido me ha decepcionado. Está bien que hayáis pasado un año malo pero los que estuvimos en Zorrilla no os fallamos nunca, al menos, dad la cara. Nos queda el consuelo de que, a la mayoría de ellos, no les volveremos a ver con la blanquivioleta.

El Pucela 2015-2016 soltó la piernas y las manos y la hostia fue descomunal, pero no tan grande como para caer al vacío. Esperemos que lo que ha pasado sirva para aprender cómo llevar la bicicleta por el buen rumbo, y evitar hostias futuras. Al contrario que al niño de chiste, al Pucela, su mamá (la afición), sí que le está prestando atención, pero ¿cuánto más podemos aguantar verle pegarse hostias?



Por @AlbertoSelby