miércoles, 14 de noviembre de 2012


EL MILAGRO DE PEÑA

http://realvalladolid.elnortedecastilla.es/noticias/2012-11-14/milagro-201211140931.html

Hace 30 años, con 16, llegaba a Valladolid un chaval de Ponferrada: Manolo Peña. Decían de él que era muy rápido y tenía un excelente porvenir por delante. Una de esas joyas que a veces da El Bierzo para el fútbol. Risueño, algo tímido tal vez, pero dispuesto a ser alguien en este deporte. Recuerdo a su padre, un hombre educado, siempre dispuesto a dar todo lujo de detalles a la prensa. Un caballero.
Apenas tardó un par de años Manolo Peña en demostrar que había venido a Valladolid a algo más que a jugar en el juvenil. Tras sus primeras apariciones en el primer equipo, pasó a ser la alternativa de Yáñez y Víctor en el ataque de Cantatore. La segunda etapa de Vicente en el banquillo blanquivioleta fue ya definitiva para la explosión del jugador. 

Aquel 20 de diciembre de 1987 quedó grabado en la historia de Manolo Peña y del Real Valladolid. Reconozco que siempre fui más culé que merengón desde que veía a jugar a Kubala y a Ramallets en el viejo Zorrilla, pero muy lejos siempre del sentimiento hacia lo blanquivioleta. Estaba un poco harto, la verdad, de que cada temporada nos pintaran la cara en el Campo Nou. No ya por el resultado en sí –siempre abultado en contra– sino porque bajabas a la sala de prensa desde la altura de las cabinas y te miraban los colegas catalanes como con cara de pena. Tenía ganas de que un día las tornas cambiaran, ser yo quien recorriera el vestíbulo viéndoles a ellos las caras de circunstancias y, sobre todo, de incredulidad. Fue Peña quien obró el milagro. El Valladolid presentó a Fenoy; Torrecilla, Moreno, Manolo Hierro, Gonzalo, Lemos; Fernando Hierro, Minguela; Moya, Endika y Manolo Peña. Abrió Manolo Hierro el marcador para el Valladolid en el minuto 23, pero empató Schuster de penalti en el 47 y Lineker hizo el 2-1 en el 52. Remontado el marcador y con Merino González (casero por excelencia) como árbitro, la cosa pintaba mal otra vez. Y ahí fue donde apareció Manolo Peña. En 18 minutos (60, 62 y 78) tres contragolpes, tres uno contra uno y tres goles a Zubizarreta. Nunca había ganado antes el Valladolid en territorio culé. Fue el delirio, el no va más.

Sí, paseé por la sala de prensa lentamente, viendo caras, gocé como pocas veces lo había hecho en un campo de fútbol y, para más satisfacción, ni siquiera la rueda de prensa fue en catalán porque el entrenador local era Luis Aragonés.

La última vez que conversé con Manolo Peña fue en Ponferrada a la conclusión de un partido entre la Ponferradina y el Sporting B. Era concejal de Deportes en el Ayuntamiento, recordamos viejos tiempos y, sobre todo, me di cuenta de que no había perdido ni su simpatía ni su cordialidad. Un crack en lo deportivo y en lo personal. Descanse en paz Manolo Peña, un futbolista que forma parte de la historia del Real Valladolid.

JAVIER GONZÁLEZ (El Norte de Castilla)

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