NO SOMOS UN EQUIPO CAMPEÓN
Hay una gran diferencia entre ser un buen equipo y un equipo campeón: el segundo da un golpe encima de la mesa cuando es necesario. Es capaz de ganar en situaciones complicadas dejando claro a los rivales que su objetivo es ser el número 1. El Real Valladolid 2014-2015 es un buen equipo, pero no es un equipo campeón.
En Tenerife se nos presentaba una gran oportunidad, ser líderes tras el pinchazo de Las Palmas. Una vez más el mal de altura se apoderaba de los blanquivioleta. La primera media hora de partido (la que se jugó 11 contra 11) fue una fase igualada, en la que los de Rubi intentaban sacar el balón jugado ante la presión tinerfeña, pero se diluían al llegar al campo contrario. Las ausencias de Chica y Mojica hicieron el daño esperado. La hora restante (tras la expulsión de Pereira) fue digna de un equipo mediocre: autobús y patapum. Así, sucedió lo esperado: gol del Tenerife, intento de remontada con revolución y 2-0 al contragolpe. De manual.
Mención especial merece la expulsión de Pereira. En función de la camiseta que vistas puede ser analizada de una manera u otra. En mi caso (con la blanquivioleta), creo que las dos amarillas fueron excesivamente rigurosas. Dejar a un equipo con 10 jugadores por un piscinazo en el que el jugador se levanta inmediatamente y ni protesta, y por una zancadilla en el centro del campo, en una jugada que no entrañaba peligro y en la cual el árbitro bloquea a Pereira, no me parece normal. Eso sí, si el expulsado hubiera sido del Tenerife defendería la roja a capa y espada. Con eso lo digo todo.
La hora que pasó desde la tarjeta roja hasta el final del partido es la que diferencia entre un equipo campeón y un buen equipo. Con 10 y ante un rival de la parte baja de la tabla, un equipo campeón mueve ficha y se hace con el control del partido, para acabar ganándolo con oficio y dando un golpe encima de la mesa de sus rivales. El Pucela de Rubi prefirió echarse atrás, muy atrás, y cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde. El liderato deberá esperar, ¿o ese tren ya se ha marchado?
Yo respondo directamente a esa última pregunta: NO. Ahora tenemos una oportunidad de oro para coger el tren del ascenso directo, Sporting y Betis en 15 días. Estos dos partidos van a determinar si estamos en condiciones de luchar por el ascenso directo o somos carne de playoff. Y utilizando la primera persona del plural me refiero a que si somos de Primera el sábado no puede haber menos de 12.000 blanquivioletas en la grada del Nuevo Estadio José Zorrilla. Veremos.
En Tenerife se nos presentaba una gran oportunidad, ser líderes tras el pinchazo de Las Palmas. Una vez más el mal de altura se apoderaba de los blanquivioleta. La primera media hora de partido (la que se jugó 11 contra 11) fue una fase igualada, en la que los de Rubi intentaban sacar el balón jugado ante la presión tinerfeña, pero se diluían al llegar al campo contrario. Las ausencias de Chica y Mojica hicieron el daño esperado. La hora restante (tras la expulsión de Pereira) fue digna de un equipo mediocre: autobús y patapum. Así, sucedió lo esperado: gol del Tenerife, intento de remontada con revolución y 2-0 al contragolpe. De manual.
Mención especial merece la expulsión de Pereira. En función de la camiseta que vistas puede ser analizada de una manera u otra. En mi caso (con la blanquivioleta), creo que las dos amarillas fueron excesivamente rigurosas. Dejar a un equipo con 10 jugadores por un piscinazo en el que el jugador se levanta inmediatamente y ni protesta, y por una zancadilla en el centro del campo, en una jugada que no entrañaba peligro y en la cual el árbitro bloquea a Pereira, no me parece normal. Eso sí, si el expulsado hubiera sido del Tenerife defendería la roja a capa y espada. Con eso lo digo todo.
La hora que pasó desde la tarjeta roja hasta el final del partido es la que diferencia entre un equipo campeón y un buen equipo. Con 10 y ante un rival de la parte baja de la tabla, un equipo campeón mueve ficha y se hace con el control del partido, para acabar ganándolo con oficio y dando un golpe encima de la mesa de sus rivales. El Pucela de Rubi prefirió echarse atrás, muy atrás, y cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde. El liderato deberá esperar, ¿o ese tren ya se ha marchado?
Yo respondo directamente a esa última pregunta: NO. Ahora tenemos una oportunidad de oro para coger el tren del ascenso directo, Sporting y Betis en 15 días. Estos dos partidos van a determinar si estamos en condiciones de luchar por el ascenso directo o somos carne de playoff. Y utilizando la primera persona del plural me refiero a que si somos de Primera el sábado no puede haber menos de 12.000 blanquivioletas en la grada del Nuevo Estadio José Zorrilla. Veremos.
Valoraciones individuales:
- Javi Varas: Empezó bien sacando el balón jugado hasta que la cagó una vez.
- Chus Herrero: Es extraño que se eche de menos a un lateral derecho.
- Marc Valiente: Hizo lo que pudo.
- Rueda: Intenso hasta donde pudo.
- Peña: Si encima no pone ganas...
- Timor: Demasiado centrado en tareas defensivas.
- Leão: Empezó bien multiplicándose en todo el campo, pero acabó desfondado.
- Omar: Fue el único que lo intentó.
- Óscar: Le llaman el de-sa-pa-re-ci-do.
- Jeffren: Se hace raro que no juegue Hernán.
- Pereira: Jugar revolucionado es lo que tiene, para lo bueno y para lo malo.
- Álvaro Rubio: En cuanto salió el equipo cambió. Una pena que no sirviera.
- Hernán Pérez: Si va a salir siempre en estas circunstancias...
- Óscar Díaz: Digáis lo que digáis a mi me gusta. Para mi titular ante el Sporting.
- Óscar Díaz: Digáis lo que digáis a mi me gusta. Para mi titular ante el Sporting.
Por @AlbertoSelby
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